Para ellos. Porque sólo entre compas compas se dan esos diálogos de familia disfuncional. Porque a la marcha de las familias, para que el dolor de la pérdida no llegue a otras familias fui con ustedes, mis hermanos.
Tener miedo de la palabra de la gente y ver en cada crítica, duda, o reclamo un intento de derrocamiento, es algo propio de dictadores y tiranos.
Ver en cada dolor digno una amenaza, es de enfermos de poder y avaricia.
Y mal hace el mando que les dice a sus soldados y policías que el escuchar a la gente noble y buena es un fracaso,
que el detener una matanza es una derrota,
que el corregir un error es rendirse,
que pensar y buscar mejores caminos para servir mejor a la gente es abandonar con vergüenza una lucha.
Porque el saber escuchar con humildad y atención lo que dice la gente es virtud de un buen gobierno.
Hoy estamos aquí para responder al llamado de quienes luchan por la vida.
Y a quienes el mal gobierno responde con la muerte.
Porque de eso se trata todo esto, compañeras y compañeros.
De una lucha por la vida y en contra de la muerte.
(…) No se trata de ver quién es indígena y quién no.
No se trata de ver quién es más rico o más pobre.
No se trata de quien es de izquierda, de centro o de derecha.
No se trata de si son mejores los panistas o los priístas o los perredistas o como se llame cada quien o todos son iguales de malos.
(…) No se trata de estar con el crimen organizado o con el crimen desorganizado que es el mal gobierno.
No.
De lo que se trata es de que para poder ser lo que cada quien escoge ser, para poder creer o no creer, para elegir una creencia ideológica, política o religiosa, para poder discutir, acordar o desacordar, son necesarias la paz, la libertad, la justicia y la vida.