sábado, 25 de junio de 2011

(in)definiciones políticas

Dices anarquía y la gente se imagina a un punketo violento de pelo verde.

Dices paz y piensan en hippies comeflores inmóviles por tanta droga.


¿Y entonces cómo llamas a esta gente con pinta de hippie que trae la guerra en la boca, la paz (o al menos su búsqueda) en el corazón y lucha con convicción inamovible de terrorista ruso?

domingo, 12 de junio de 2011

Verdaderas amigas


A una verdadera amiga no le importa si no tienes dinero, estás de malas, cuánto pesas, si tu casa es un desorden, en qué auto andas, tu pasado, o si tu familia está llena de gente loca. Sus conversaciones se continúan en dónde se quedaron, aunque haya meses entre ellas. Te quiere por quien eres.
Esto viene también de una cadena del caralibro que, en este caso, vi por Fabi, mi hermanita nica. Me hizo pensar que, también era justo, como hice con mis amigos, escribir algo para mis amigas. 

Mis amigas son mujeres fuertes, mujeres invencibles. Mujeres con tanta energía que juntas podemos hacer girar al mundo, incluso contra su rotación normal. Juntas habitamos esta tierra y, sí, lo podemos todo. 

Hacia ellas estoy llena de admiración, de gratitud, de amor. Porque las he visto mil veces superar situaciones que uno creería capaces de destruir el ánimo y la esperanza de cualquiera. Porque las he visto rehacerse de sus tristezas, de sus enojos, de sus pérdidas y seguir adelante cada vez más fuertes, más sabias. Porque me ha conmovido infinitas veces su generosidad para dar y para darse, para regalar su tiempo y su energía a los que aman; su capacidad para transformar el aire a su alrededor sólo con su presencia, con su sonrisa.


Mis amigas son excelentes hermanas, tías, sobrinas, primas, incluso madres varias de ellas. Mujeres comprometidas con su profesión, entregadas en el trabajo que han elegido. Algunas activistas, otras simplemente, pero igual de importante, ciudadanas que se esfuerzan por ser un ejemplo de civismo, por evitar los actos de corrupción, impunidad, violencia y abuso que lastiman a nuestra sociedad. Y encuentran la forma de equilibrar los distintos papeles que juegan con pasión y con compromiso. 



Con ellas he aprendido que como mujeres sí somos la vida, a un nivel que va más allá del reproductivo. Somos las que sostenemos el orden interno del mundo, y a menudo el externo. Y que por eso cuando decidimos que hay algo más importante que la vida en sí misma (el cambio político, espiritual o social) no hay fuerza humana o sobrenatural que nos pueda detener.

Gracias a todas por estar en mi camino, el tiempo que haya sido. Gracias a las que han pasado por alguna etapa de mi vida, y más gracias a todas las que han quedado. Ustedes son las flores de mi jardín. Las amo y la vida a su lado siempre ha sido más feliz, menos áspera, mejor.




(Mi entrada anterior sobre la amistad no tenía la intención de herir ninguna sensiblidad, reabrir ninguna herida vieja, atizar pleitos pasados, ni mucho menos iniciar nuevos. No era para tirar pedradas --no me queda, ya sabemos--, sólo fue la respuesta intelectual a una discusión sobre mundos posibles. A veces peco de imprudente, pero eso también ya lo sabemos todas y juro no es mala leche. Abrazos. ) 

martes, 7 de junio de 2011

Español, el esperanto natural del mundo

Si el inglés es el idioma de la libertad, después de la independencia de los Estados Unidos, el español es el idioma del ciudadano. Representa a una cultura educada en la convivencia, obligada a la convivencia por razones de fuerza mayor.
--Rery Maldonado
Leí la idea del título en este blog de Rery Maldonado. Y sentí mi lengua como idioma universal por primera vez cuando en India, en una casa con ocho personas de ocho nacionalidades distintas los únicos que compartíamos lengua materna éramos mi amigo español y yo. Porque entonces el inglés era la única forma de comunicación posible entre todos, pero el español era el segundo idioma oficial; lo hablábamos a demás de nosotros un serbio y una brasileña.

En España me desconcertó la apropiación excluyente que muchos tienen de la lengua que compartimos. Porque  una lengua son sus hablantes, y desde hace varios siglos, en América Latina hay más hispanohablantes que en la península ibérica. En México seguimos siendo el país con mayor número de hispanohablantes, con más de cien millones de personas, y el segundo país donde más se habla español es Estados Unidos, con casi 48 millones y medio de hablantes, un millón y medio más que en España.

Así, América no sólo es el mercado de lectores de habla hispana más grande del mundo; es el espacio geográfico y también cultural donde los millones de personas que compartimos el castellano como lengua materna estamos escribiendo día a día nuevos capítulos en la historia del idioma que compartimos. En algunas décadas es posible incluso que la mayor cantidad de hablantes de nuestro idioma esté en dos territorios que no tuvieron relación colonial con España: Estados Unidos, y Brasil.

Sin embargo, en varios momentos sentí que muchos editores españoles se olvidan de esto, que se aferran a un centralismo lingüístico que resulta, por decir lo menos, ciego. Si todos los lationamericanos hemos podido vivir y convivir con las multiples variantes de nuestro idioma, ¿a qué viene eso de pedir adaptaciones de obras latinoamericanas para el mercado español? Y contra eso, ¿cómo defienden traducciones llenas de localismos que se lanzan al mercado americano sin pensar en los lectores?

Lationamérica es  más que un mercado editorial y el español mucho más que la lengua de un solo país. ¿Será que un día los españoles podrán tener la "humildad" de los portugueses y reconocer en términos culturales el peso de Hispanoamérica?

jueves, 2 de junio de 2011

Y aquí no pasa nada, porque todo sigue pasando igual

Estamos no cerca del precipicio sino dentro de él... el salario mínimo se gasta todo en un solo kilo de carne, cada día hay más desocupados que se lanzan de milusos o a robar.

Las alzas a los combustibles (...) aumentan los ingresos del gobierno, pero también hacen mucho daño a los intereses del pueblo que cada día gana menos y cada día paga más por todo lo que compra y por los presupuestos que cada día se le recortan a Pemex, ya no para vivir sino para sobrevivir.


--José Sosa Martínez, 
del Sindicato Revolucionario de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (SRTPRM), 
a López Portillo en 1986, pero igual pudo ser ayer.

En México la historia es una broma macabra que se repite ad infinitum ante nuestra desmemoria. A veces quisiera ser alemana.