miércoles, 30 de abril de 2014

٩(•̃ - •̃)۶ Los niños que siempre somos ٩(•̃ - •̃)۶


Cada niño trae al mundo el mensaje de que Dios aún no ha desesperado del hombre.
Rabindranath Tagore




¿Qué es un niño? 

Entre la inocencia de la infancia y la dignidad de la madurez encontramos una encantadora criatura llamada niño.
Los niños vienen en diferentes medidas, pesos y colores, pero todos tienen el mismo credo: disfrutar de cada segundo, de cada minuto, de cada hora, de cada día, y de protestar ruidosamente (su única arma) cuando el último minuto se termina y los padre los meten a la cama.
A los niños se les encuentra donde quiera: encima, debajo, dentro, trepando, colgando, corriendo o brincando. Las mamás los adoran, las niñas los detestan, los hermanos mayores los toleran, los adultos los ignorar y el cielo los protege.
(...) Cuando estás ocupado, un niño es un carnaval de ruido, desconsiderado, molesto y entrometido. Cuando quieres que dé una buena impresión, su cerebro se vuelve de gelatina o se transforma en una criatura salvaje y sádica orientada a destruir al mundo y a sí misma.
Un niño es una combinación: tiene el apetito de un caballo, la digestión de un traga espadas, la energía de una bomba atómica, la curiosidad de un gato, los pulmones de un dictador, la imaginación de Julio Verne, la vergüenza de una violeta, la audacia de una trampa de fierro, el entusiasmo de una chinampina y, cuando fabrica algo, cinco pulgares en cada mano.
Le encantan los helados, las navajas, las sierras, las Navidades, los libros de historietas, el chico de enfrente, el campo, el agua (pero no en la regadera), los animales grandes, papá, los trenes, los sábados por la mañana y los carros de bomberos.
(...) Nadie más puede tener en el bolsillo un cortaplumas oxidado, media manzana, un metro de cordel, un costal vacío, dos pastillas de chicle, seis monedas, una honda, un trozo de sustancia desconocida y un auténtico anillo supersónico con un compartimento secreto.
Un niño es una criatura mágica. Puedes cerrarle la puerta de tu despacho, pero no la del corazón. Puedes sacarlo de tu estudio, pero no puedes sacarlo de tu mente.
Mejor ríndete –es tu amo, tu carcelero y tu maestro– una carita sucia, correteagatos, un manojito de ruido.
Pero cuando regresas a casa por las noches, con tus sueños y tus esperanzas hechos trizas, él puede remediarlos y dejarlos como nuevos con dos palabras mágicas:
¡Hola papito!
Alan Beck

 

Nota multimedia sobre el contenido multimedia: parece que este año he salido del clóset con todos mis gustos musicales "culposos" que para mí no son tales porque, sencillamente, como le dije una vez a PC me declaro analfabeta musical. Dicho lo cual, deseo aclarar que Pau Rubio no me encanta, pero buscando la versión de Boys will be Boys que vi en la obra de Julio César su video fue lo único que encontré y no me pareció tan pior.
http://cdn.carteleradeteatro.mx/wp-content/uploads/2013/05/julio-cesar.jpg (A manera de digresión: qué pésima actriz es Itatí Cantoral. No sé si el día que la vi habrá tenido además gripa, ronquera o algo, pero su voz era la peor voz que he escuchado en un teatro ever, incluida la mía que es super delgada, desentonada, y a veces también se quiebra. No pido que aprenda a actuar porque las telenovelas tienen el potencial de destruir hasta al histrión más consumado --salvo Julieta Egurrola, qué señora ella--, pero mínimo sí que tome un cursito para manejar la voz... Si no le va a poner intención, por lo menos que se escuche, caramba)

miércoles, 9 de abril de 2014

Sobre la telepatía, el fluir eterno que es la vida, los sueños, el sueño y otras cosas

Y dice mi querido profe José Sánchez:

Sin amaneceres esperanzadores no vale la pena dormir. Entonces dormir y morir son lo mismo, un tratado sobre los cuerpo inertes o mundos sin visiones de mundo:

"Como la muerte, el sueño, y como el sueño, la muerte, pero sin despertar. Sin ritmo de retorno, sin recuperación, sin nuevo día, sin mañana"

Hoy la consciencia ha salido a dar un paseo sin retorno. Se le olvida el teatro de la memoria... se le olvida que por las mañanas habremos vuelto a comenzar, siempre nuevo, siempre distinto, aun en la muerte... Aún en la muerte se hablará de las muertes... y dolientes... los habrá siempre... a quienes les/nos duela la historia. Habrá los niños que, despojados de un mundo sin arrullos, les habremos quitado el sueño. Pero justo, como no se trata de un reposo eterno, sino de una batalla por encontrar de manera revitalizada nuevas visiones de mundo, volveremos a soñar.

A propósito de Jean-Luc Nancy (Tumba de sueño)

  • Adriana Del Moral Ay querido José. ¿Y cómo aplica esto cuando uno vive entre el insomnio y el fin de cuatrimestre? Te mando esta semana un mail para pedirte parecer de varias cosas. Abrazo.
  • José Sánchez Camarón que se duerme termina en cóctel, Adriana... Con gusto, abrazo.
  • Adriana Del Moral Jajaja. Y eso que no te he mandado el correo... Me lees el pensamiento, ¡brujo!


domingo, 6 de abril de 2014

A fin de cuentas

¿Te acuerdas de tu amor por Silvio, de tu ceguera frente al que para mí era su sentido más transparente, de tu "pérdida de la inocencia"? ¿De tu Era que paría corazones, de la noche escuchando a Filio en un local que más que lugar abría puerta a otro tiempo? 
¿Te acuerdas cuando cantábamos a Silvio paseando frente a casa de mi madre? ¿Cuando descubrí tu voz en el zócalo oscuro, cuando Oceransky y la escalera y mis lágrimas?
¿Me recuerdas cantando Playa Girón cada mañana, yendo con mi mamá al zócalo para escuchar a los jóvenes inconsecuentes gritando "házme un hijo", "si fuera vieja mis nalgas serían tuyas"?


¿Recuerdas? Tengo recuerdos también de cosas que no han pasado.
A fin de cuentas no somos mas que una suma de árboles, de calles y alumbrado público, hemos absorbido un poco de casas, de pastos, de transportes, respiramos los colores de la tarde, hemos bebido de los niños jugando afuera, una a una hemos saboreado las peleas, los festejos, no hablamos más que de nuestra tierra, contamos nuestro barrio, escribimos las calles, las paredes y los olores. Y no conocemos más mujer que la que habita a lado, hemos retratado tantas veces nuestro entorno que ahora los viajes y las postales nos confunden.
Volvemos al hogar y ya no miramos lo mismo, no encontramos lugar en nuestra cama, en los besos, y la comida se nos hace nudo a mitad del pecho entre la espalda. Propongo como solución el encadenamiento perpetuo a la pata de mi silla o de mi cama, el alimento constante pero sin variaciones y que los besos que se precisen desde la edad temprana, sean cubiertos siempre de acuerdo al tiempo de la mujer que uno ama.
Edel Juarez (la letra, tomada de aquí)