jueves, 29 de septiembre de 2011

Espejos y las gratitudes de Borges (mis gratitudes)

ella yo
Gracias quiero dar al divino Laberinto de los efectos y de las causas
Por la diversidad de las criaturas que forman este singular universo,
Por la razón, que no cesará de soñar con un plano del laberinto,
Por el rostro de Elena y la perseverancia de Ulises (sic: Penélope, debería decir),
Por el amor, que nos deja ver a los otros como los ve la divinidad,
Por el firme diamante y el agua suelta,
Por el álgebra, palacio de precisos cristales,
Por las místicas monedas de Ángel Silesio,
Por Schopenhauer, que acaso descifró el universo,
Por el fulgor del fuego,
Que ningún ser humano puede mirar sin un asombro antiguo,
(...) Por el arte de la amistad,
Por el último día de Sócrates,
Por las palabras que en un crepúsculo se dijeron de una cruz a otra cruz,
Por aquel sueño del Islam que abarcó mil noches y una noche,
Por aquel otro sueño del infierno,
De la torre del fuego que purifica
Y de las esferas gloriosas,
Por Swedenborg, que conversaba con los ángeles en las calles de Londres,
Por los ríos secretos e inmemoriales que convergen en mí,
(...)Por el mar, que es un desierto resplandeciente
Y una cifra de cosas que no sabemos
(...) Por las rayas del tigre,
Por las altas torres de San Francisco y de la isla de Manhattan,
Por la mañana en Texas,
Por aquel sevillano que redactó la Epístola Moral
Y cuyo nombre, como él hubiera preferido, ignoramos,
Por Séneca y Lucano, de Córdoba
Que antes del español escribieron
Toda la literatura española,
Por el geométrico y bizarro ajedrez
(...) Por el lenguaje, que puede simular la sabiduría,
Por el olvido, que anula o modifica el pasado,
Por la costumbre, que nos repite y nos confirma como un espejo,
Por la mañana, que nos depara la ilusión de un principio,
Por la noche, su tiniebla y su astronomía,
Por el valor y la felicidad de los otros,
Por la patria, sentida in los jazmines, o en una vieja espada,
Por Whitman y Francisco de Asís, que ya escribieron el poema,
Por el hecho de que el poema es inagotable
Y se confunde con la suma de las criaturas
Y no llegará jamás al último verso
Y varía según los hombres,
Por Frances Haslam, que pidió perdón a sus hijos por morir tan despacio,
Por los minutos que preceden al sueño,
Por el sueño y la muerte, esos dos tesoros ocultos,
Por los íntimos dones que no enumero,
Por la música, misteriosa forma del tiempo.

(Por los espejos, perseverante obsesión del che Borges, que nos reflejan, iguales, distintas, en el tiempo y sin tiempo. Por estas cosas que muestran la grandeza de nuestra geometría interna, por las revelaciones de esta intrincada red de la que --como él dijera: sobra decirlo-- somos parte.Te quiero hermana.)

martes, 27 de septiembre de 2011

Grito de independencia

Por años, incluso antes de que el altote esquizofrénico pseudo panista llegara al poder, dije que me iría del país si, en 2012 o cualquier otro futuro cercano, el Partido de la Revolución Inventada (o como sea) volvía al poder.

Este año mis amigos y la dura realidad del país me han hecho darme cuenta de que:
1. Lo más seguro es que nos metamos el autogolazo de devolverlos a Los Pinos, ahora sí por elección "democrática".
2. Que nuestra historia electoral como nación es un mal chiste.
3. Que no me voy a ir, al menos no por mucho tiempo, porque este país es MÍ país y no el de ellos.

Este año, sobre todo desde que regresé de España, me di cuenta que tenemos que luchar por México, que el "piensa oh Patria querida que el cielo un soldado en cada hijo te dio" es más cierto que nunca, aunque para mí sea entendido desde mi inamovible postura anti bélica.

Los mexicanos tenemos que luchar por recuperar nuestro país porque el mal gobierno y el narcotráfico (que bueno, son más o menos lo mismo) lo han secuestrado, porque están haciendo con él lo que ellos quieren y no lo que nosotros, el pueblo mexicano queremos.

Mi divisa desde el avión de Air France --donde conocí a un compatriota que organiza las giras europeas de Jessy Bulbo-- ha sido "Yo tampoco voy a dejar que a mi país se lo cargue la chingada".  El país es de quien lo vive, de quien lo trabaja y lucharé hasta el agotamiento, hasta el exilio y hasta la muerte por recuperar mi México, por construirlo como quiero que sea para mis sobrinos, para mis improbables hijos.


 La foto, tomada en la segunda marcha nacional en que Sicilia entró al zócalo. La marcha de las familias, a donde fui con mis hermanos de utopías para evitar que el dolor siga golpeando a otras familias. La marcha donde entendí que ahora estoy menos sola que antes, donde demostramos que somos un chingo, somos un desmadre y estamos hasta la madre.

Por eso, antes de que se acabe el "mes patrio" lo grito:


¡Viva el pueblo de México!
¡Vivan los Zapata y los Magón de nuestra historia!
¡Vivan las adelitas, las soldaderas y todos los hombres y mujeres sin rostro que han luchado por el cambio!
¡Vivan los héroes anónimos que siguen luchando por subsistir, y que lo hacen sonriendo para enseñar los dientes al destino!
¡Vivan los campesinos, indígenas, zapatistas y todos los marginados y olvidados que resisten y se niegan a morir exterminados por el sistema o condenados al olvido!
¡Vivan los presos políticos, porque de ellos será el cielo que entre todos construyamos!
¡Viva Atenco, vivan los Caracoles, viva  la policía comunitaria de Guerrero, la UNAM y todas las pequeñas autonomías que son reductos de utopía y dignidad en nuestro país!
¡Que vivan!


Y muerte al mal gobierno y sus colegas. Hasta que la victoria se siente entre nosotros, felicidades a la patria en construcción.

jueves, 22 de septiembre de 2011

martes, 20 de septiembre de 2011

El septiembre más luminoso de mi vida

No puedo llevar una vida normal por más de dos años sin empezar a sabotearme. Estoy al final de una temporada de estabilidad que empiezo a cambiar, de nuevo, por la vida precaria que me encanta. Renuncié, rechacé tres trabajos -cuatro en realidad, más los que se acumulen- y hasta ayer estaba demasiado cansada de todo para empezar en realidad a hacer proyectos.

Ayer me dormí de madrugada, y hoy con la luz de las 7 de la mañana lo supe: he tenido -en ocasiones- la vida que supe que quería desde los quince años; ahora la volveré a tener. La tuve cuando en 2007-2008 tuve uno de mis trabajos ideales (la paga era mísera, el horario y la jefa inmejorables): me pagaban por leer poesía y jugar al detective. La tuve en 2009 cuando había conocido ya a mis editores: la que chateó conmigo cuando India y cuando la varicela en Barcelona, que ahora devenido en tía putativa; la que adoraba mis fotos y me regaló una pulsera porque yo le traje una chalina de Marruecos (Sofi Zambrano, ¿dónde estás?); la que estudió piano y me publicaba entrevistas en Quo; el amigo de un maestro a quien no conozco pero me dio la portada de una revista; el que me presentó mi hado padrino y aún me insiste para que escriba. Entonces pensé que era para siempre, luego vino la crisis del precio del papel, el cierre de revistas, los cambios vertiginosos e interminables de este quehacer mercenario que entrañan las publicaciones periódicas. Y luego, el mundo corporativo, las jornadas de diez, doce y hasta dieciséis horas que tan encarnizadamente le critiqué a él.

Ahora que he superado la culpa de poder hacerlo, de poder elegirme, me dedicaré a la tenue nada, a trazar otra vez espirales en el aire. Hasta que dure, porque el paraíso para serlo tiene que ser efímero. Eso ya lo aprendí. ¿Qué va a hacer uno si nació anormal? Pues disfrutarlo, ¿qué más?


(Escrito en el septiembre más luminoso de mi vida desde aquel en que vi a Lee Kyung Hae apuñalarse en 2003 y supe que sí quería ser periodista. Escrito con la nueva interfaz de blogger, que no es taan fea, pero cómo se parece a googleplus).

viernes, 9 de septiembre de 2011

Los últimos días, vistos a una madrugada de distancia

Yo que no he tenido nunca un oficio
que ante todo competidor me he sentido débil
que perdí los mejores títulos para la vida
que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme es una solución)
que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos
que me arrimo a las paredes para no caer del todo
que soy objeto de risa para mí mismo
que creí que mi padre era eterno
que he sido humillado por profesores de literatura
que un día pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada
que no podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida
que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo
que tengo vergüenza por actos que no he cometido
que poco me ha faltado para echar a correr por la calle
que he perdido un centro que nunca tuve
que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo
que no encontraré nunca quién me soporte
que fui preterido en aras de personas más miserables
que yo que seguiré toda la vida así y que el año entrante seré muchas veces más burlado en mi ridícula ambición
que estoy cansado de recibir consejos de otros más aletargados que yo («Ud. es muy quedado, avíspese, despierte»)
que nunca podré viajar a la India
que he recibido favores sin dar nada en cambio
que ando por la ciudad de un lado a otro como una pluma
que me dejo llevar por los otros
que no tengo personalidad ni quiero tenerla
que todo el día tapo mi rebelión
que no me he ido a las guerrillas
que no he hecho nada por mi pueblo
que no soy de las FALN y me desespero por todas estas cosas y por otras cuya enumeración sería interminable
que no puedo salir de mi prisión
que he sido dado de baja en todas partes por inútil
que en realidad no he podido casarme ni ir a París ni tener un día sereno
que me niego a reconocer los hechos
que siempre babeo sobre mi historia
que soy imbécil y más que imbécil de nacimiento
que perdí el hilo del discurso que se ejecutaba en mí y no he podido encontrarlo
que no lloro cuando siento deseos de hacerlo
que llego tarde a todo
que he sido arruinado por tantas marchas y contramarchas
que ansío la inmovilidad perfecta y la prisa impecable
que no soy lo que soy ni lo que no soy
que a pesar de todo tengo un orgullo satánico aunque a ciertas horas haya sido humilde hasta igualarme a las piedras
que he vivido quince años en el mismo círculo
que me creí predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado
que nunca usaré corbata
que no encuentro mi cuerpo
que he percibido por relámpagos mi falsedad y no he podido derribarme, barrer todo y crear de mi indolencia, mi
flotación, mi extravío una frescura nueva, y obstinadamente me suicido al alcance de la mano
me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros y de mí hasta el día del juicio final.

"Derrota", Rafael Cádenas


(Me lo encontré en el blog de alguien que podría ser mi alter ego. Alguien que pensé me gustaría conocer y luego me dije "mejor no". Parecemos tan semejantes que no sé si nos caeríamos bien).