viernes, 8 de enero de 2016

el viejo asunto aquel de que dijimos que queríamos hacer una revolución (digamos), pero en realidad queríamos hacer un concierto....

Para quienes me ayudaron a sobrevivir ese 2009 de miseria económica: E. (que hasta ofreció mantenerme) Carlos R., Luis T., Mario D.V., Miguel A. M., Enrique M. y todos los demás. Para Thelma, Gaby Perla, Rosalía, Arturo Y Miguel M., mis cómplices favoritos de ese periodo. Para Javier y Oliver que me hacían reír vía chat. Para mi alma máter grande y mi alma máter chica, que me dejaron ser y no ser profeta en mi tierra. Para todos mis hermanitos-compas. Para quienes siempre me recuerdan que ni un paso atrás. Para todos los que fuimos/semos/seremos Casa sin...

Porque "aunque a veces parezca que no, eso de la felicidad en la vida es algo que siempre buscamos", me dijo Fran en un correo.

Y, entre otras cosas, le respondí:

(...)mejor aún, la "clase" se volvería una discusión parafernálica a muchas voces, de muchas ideas.(...)Y sí, espero que así termine, que cuando acaben las sesiones todos miremos y nos miremos diferente... ¿para qué hace uno esto sino para eso?

Y la felicidad sí es lo más importante. Lo dice también el budismo, que sí ahorita es la súper moda. Pero cuando me pregundo sobre la expansión de las ideas en el mundo encuentro a veces que justo son las modas lo que modela la mentalidad de una época. Clavadeces en fin, filósofa al fin.

Y sí, a hacer lo que queremos y hacerlo bien. Porque cuando tenemos esta libertad nos acorralamos a nosotros mismos sin pretextos. No hay de otra, y puestos  en esto sólo lo mejor (y por ende lo más radical) es lo suficiente.

PD. Que desaparezca el presupuesto federal para cultura.

(Extractos de un intercambio epistolar de 2009 con Fran Ilich. A propósito de un curso sobre multiculturalismo en el que me invitaron a ser docente en la UNAM. Para recordarme que la vida son espirales y que a veces uno tiene que hacer lo que ama aunque ponga en peligro su subsistencia inmediata.)