domingo, 7 de diciembre de 2008

Para la Palmera. Porque, como dice el poeta, "bajo el impulso del trópico es innegable delirar"

I
Tierra corrompida por el cautivo verano.
Ocio marino que descubre el abandono.
Desesperación y arrobamiento. Difusa
Pedrería dejada allí, pulida por antigua
Borrasca con el don del olvido.
Mausoleo donde las aguas generan
Desvarío y exigen la cifra de una
Belleza oculta. Hechizo que posó
Su mano, y paciencia que gesta sus indicios.
Ésas son exhalaciones de pasión y furia
Entre un hombre sombrío y una mujer que camina en el puerto.
Pero los desencuentros dejan cicatrices,
Uñas, latas oxidadas que la ola arroja a las costas,
Un vestuario de deseos torturados por la sal,
El golpeteo eterno de una puerta que
No cierra y apenas se entreabre.
(...)
X
Se arrima a la sombra de un árbol y un perro lo sigue.
De esos perros de la costa, famélicos y roedores
De pútridas cabezas de pescado y cangrejos,
Y cuyos grande ojos le recuerdan a ella.
El tufo de la caleta y el océano son su incienso y su iglesia, donde propaga Dios su extranjería.
Devoto, se somete a los riesgos que acechan en todo momento la vida.
Pero vivir en este mundo sin pertenecer a él,
¿No es ser presa de la indolencia de un evento de malicia insaciable?
Y él no declara el esplendor de nada ni asume otra idolatría
Que el cuerpo narcótico y sobrenatural que a sus ojos se levanta
Con más poder que cualquier ambición humana.
Zarpan buques.
En el entramado del muelle se cruzan otras soledades,
Otros sucesos, y el amor es un rótulo
Que cuelga en tiendas ambulantes, un farolito inconsolable, lejano, como la luz del último barco que parte.
No hay irrelevancias ni cabos sueltos.
Sólo testigos que veneran los hombres.
Una declaración, es esta, de todo lo visible.
XI
Un hombre sombrío socavado por el deseo murmura un impaciente
Nombre de mujer, cuyo supremo propósito es la presencia.
Las palabras son talismanes que obran como imán:
Hacer corpóreo lo incorpóreo, develar lo oculto.
(...)
Él, siempre a punto de partir, deja ensueños y alucinaciones
Y distendida su virilidad que es sabiduría animal,
Hierve asediado por una tempestad de los mil demonios (...)

--Mario del Valle, Trópico (fragmentos),
México, Papeles privados, 2007.

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