miércoles, 3 de diciembre de 2008

De Camus. Porque si nada tiene sentido, nosotros tenemos que dárselo

En julio de 1944 el filósofo aquejado de afecciones pulmonares (que no terminarían por matarlo, porque un accidente automovilístico sería más inexorable que esa autoprofcía) declara en una carta a un amigo: "Sigo creyendo que este mundo no tiene un sentido superior. Pero sé que en él algo tiene sentido, es el hombre, porque éste es el único que exige tenerlo. Este mundo tiene por lo menos la verdad del hombre, y nuestro cometido es darle sus razones contra el mismo destino".

Y un fragmento de La peste (acá el link al pdf del libro)

Para todos aquellos, por el contrario, que se habían dirigido pasando por encima del hombre hacia algo que ni siquiera imaginaban, no había habido respuesta. Tarrou parecía haber alcanzado esa paz difícil de que hablaba, pero sólo la había encontrado en la muerte, cuando ya no podía servirle de nada. Si otros, a los que Rieux veía en los umbrales de sus casas, al caer la luz, enlazados con todas sus fuerzas y mirándose con arrebato, habían obtenido lo que querían, es porque habían pedido lo único que dependía de ellos. Y Rieux al doblar la esquina de la calle de Grand y Cottard pensaba que era justo que, al menos de cuando en cuando, la dicha llegara a recompensar a los que les basta el hombre y su pobre y terrible amor.


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