viernes, 14 de noviembre de 2008

Estudiar filosofía para ser feliz

Para mis compañeros de la facu, especialmente mis niñas.
 
En toda carrera hay pláticas iniciáticas. Por ejemplo, para los médicos, las pláticas previas al anfiteatro o post bajísimas calificaciones en un examen. Para los comunicólogos o periodistas, la charla sobre la ética profesional, sobre las navidades, años nuevos y cumpleaños que pasarás en la redacción o el estudio.
 
Para los filósofos creo que hay dos grandes pláticas iniciáticas: en la que te explican que estudiar filosofía no te va a resolver tus dudas existenciales, sino más bien lo contrario, y aquélla en la que comprendes que pensar es tener una vida de pensador, con las consecuencias que ello implica (sean novias o novios abandonados, lucrativas carreras truncadas, vidas materialmente rayanas en la miseria... o las cosas menos trágicas: horas de encierro dedicadas a la lectura, reproches ante críticas demasiado agudas o no tanto, vista cansada... en fin).
 
Y sin embargo, contra las lúcidas pláticas iniciáticas que recibí de mis maestros en la Facultad, estudiar filosofía sí me ha hecho más feliz. Primero, porque emulando a Spinoza, aprendes a ver las cosas bajo la lupa de la eternidad, y entonces sabes que puedes tomarte menos en serio todo. Segundo, porque aprendes de Nietzsche que, también en la crítica más ácida o la locura más punzante queda la ironía como recurso para convocar la risa. Y tercero, porque aprendes de Adorno y Horkheimer (o de Arendt) que, aunque la civilización camine a su destrucción no todo está perdido. Tan es así que ellos siguieron escribiendo con todo, a pesar todo y, precisamente, por todo.
 
Podría seguir ennumerando las aportaciones de mi carrera a mi felicidad. Pero creo que esta es una buena muestra. Lo demás, se reduce simplemente al placer intelectual --, que aunque para mí sea sumemente importante, no es lo primero en la vida-- de comprender algo que nunca creíste se te revelaría, de mirar el mismo mundo pero con otra mirada.

2 comentarios:

Martiuks dijo...

Adriana:

Por lo que expresas se ve que amas lo que haces y tu carrera también.

Conozco solamente una persona que estudió filosofía y lo que he aprendido es que tienen una forma muy peculiar de ver la vida, bueno cada persona la tiene, pero siento que las personas que se inclinan más por carreras en el área de humanidades desarrollan una percepción muy peculiar sobre las cosas y las circunstancias, y aunque a veces no es bueno cuestionarse tanto las cosas, tampoco es bueno tomarse todo a la ligera, no sé, es como si fuera un arma de doble filo; pero lo padre es que por ejemplo tu te me imaginas una chava que siempre tiene una conversación muy interesante y de la cual uno puede aprender muchas cosas por las cosas que has vivido y los lugares a donde has viajado, esa fue una de las cosas que me llamaron la atención de tu blog.

Adriana del Moral dijo...

Hola Martuchis, como sea, creo que siempre es mejor cuestionarse de más que tomar todo a la ligera. O como dice un proverbio budista: hay que tomar como importante lo que aparantemente es sencillo, y como sencillo lo importante.
Y sí, si amo mi carrera, lindo comentario.