El título es el lema de una universidad de Pennsylvania.
Hace unas semanas fui con mi amiga Perla a una feria de universidades y concluí, una vez más, que él tiene toda la razón: los intelectuales nos vamos para escribir la historia desde afuera. Dejo constancia de otro de sus aciertos con tino doloroso: el problema es que aún no decido qué tipo de intelectual quiero ser.
De eso se trata esta época en mi vida: de los valores que nos guían como estrellas en la noche. Que, parafraseando a san Kant, son autónomos, pero debemos pensar al establecerlos en el resto de la humanidad.
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