Estaba contra toda razón científica que dos personas apenas conocidas, sin parentesco alguno entre sí, con caracteres distintos, con culturas distintas, y hasta con sexos distintos, se vieran comprometidas de golpe a vivir juntas, a dormir en la misma cama, a compartir dos destinos que tal vez estuvieran determinados en sentidos divergentes. p. 286
Con ella aprendió Florentino Ariza lo que ya había padecido muchas veces sin saberlo: se puede estar enamorado de varias personas a la vez, y de todas con el mismo dolor, sin traicionar a ninguna. Solitario entre la muchedumbre del muelle, se había dicho con un golpe de rabia: "El corazón tiene más cuartos que un hotel de putas". p.370
Gabriel García Márquez, El amor en los tiempos del cólera, Colombia, Diana, 1985.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario