lunes, 14 de julio de 2008

El derecho a la mirada lasciva y los mejores piropos

Comía en casa de un amigo cuando discutíamos sobre ley que pretende castigar las miradas lascivas. Los tres (mi amigo, su amigo y yo) hacíamos apología del derecho a la mirada lasciva. La mirada es uno de los actos más libres de nuestra vida, y en estos menesteres no debe tener más límites que el deseo.


Hay de miradas a miradas, es cierto. Pero a veces a mí misma me gusta fijar los ojos sobre alguien, enredarme en un duelo de ver-no-ver para pasar el tiempo entre estaciones del metro. Y a veces disfruto que me observen. Y cuando no, es fácil sustraerse a la mirada. Basta con dar la espalda, cubrirse con algo, cambiar de lugar. La virtud de la vista es que no constriñe.

Foto en Reforma, con el rebozo del piropo.
Distintos son los toqueteos, que efectivamente resultan incómodos, y aún los piropos son más agresivos.


Y ya que llegamos a ese tema, quisiera aprovechar para dejar constancia de los dos mejores piropos que he recibido:


Un fue cuando esperaba a un amigo sentada afuera de metro Hidalgo, envuelta en mi rebozo azul. Un hombre se me quedó mirando y me preguntó: "¿Te puedo decir algo? Te ves muy bien así. No quiero hablar, ni nada, sólo decirte que te ves muy bien". Y efectivamente, no intentó prolongar la charla.


Otro fue cuando subía corriendo las escaleras de metro Ermita, con mi falda al vuelo y trando de cubrirme con una pashmina (otra forma de rebozo) color hueso. "Qué bonita y sutil eres", me dijo un hombre que ahora sé se llama Delfino. Pero esa, es otra historia.

1 comentario:

lightisenergy dijo...

Estoy totalmente a favor de lo que escribres, definitívamente existe una pulsión por ver, Román Gubern, habla de esta pulsión como una necesidad natural, es decir, el vouyerismo es un impulso natural activado por nuestra energía libidinal que asegurará la continuidad de la especie, y también plantea que es una visión puritana de la psicología la que ha calificado de perversión el acto de ver, cuando no es otra cosa que una gratificación erótica.
En fin, saludos¡