lunes, 28 de enero de 2008

Nacer en un tiempo que termina, leve certeza...

El título es una frase de Jeannette L. Clariond, poeta mexicana, de un libro llamado Los momentos del agua.

Tal vez nacimos en la época equivocada, cuando ya no había nada que creer. Tal vez no. Y definitivamente, no debemos flagelarnos porque no fuimos la generación de 68, del mayo francés y la primavera de Praga... es porque ellos fueron ellos que ahora nuestras posibilidades son otras.

Ellos (los hippies) tuvieron todo más fácil y ya graduados nos llenaron de cosas que ni se imaginan. Problema sque no puede resolver: sida, drogas, violaciones, películas tontas, un desinterés por todo. Ellos lo tuvieron todo: música, cambios políticos, ideólogos, guías espirituales, escritores, pintores, cineastas cools. Pudieron cambiar el mundo. Y lo lograron: liberaron al sexo y nos llenaron de filmes porno; aceptaron la marihuana y nos dejaron inventos como el crack; creyeron en Lenin y lo cambiaron por el libre comercio; tuvieron a Warhol y publicaron El mil chistes; tuvieron el rock y lo cambiaron por el disco; eran los hombres con mil causas y no pudieron ni con una; estudiaron de todo y terminaron trabajando como retardados profesores de inglés o como mecánicos. Y se quejan de nosotros. ¿Por qué? Porque sobrevivimos. Tal vez no creemos en algo, pero sobrevivimos. Los hippies no reciclaban y se decían amigos del planeta; nosotros o reciclamos o nos podrimos. Fácil. Sin elección. Ellos inventaron el amor libre y ahora el sexo casual no existe, es mortal. (...) Sobreviviremos, lo sabemos, y sabemos que aunque peleemos por cambiar algo, cualquier cosa, no la cambiaremos.


Fran Ilich, Metro-pop
Ediciones SM, Gran Angular, México, 1997.
p. 26 y 27


¿Qué me dices a eso, William Hiarmes?

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