3. Xavier y yo compartimos noticias y libros sobre Oaxaca y concluimos que lo peor de Copala es que demuestra que el problema es de décadas, que es grande y se ha hecho más porque nadie ha tenido voluntad de cambiar su raíz.
4. Leo un correo enviado por Opinión Ciudadana-Crearte México, que Irene Selser (gran mujer hija de un gran hombre) publicó en su columna Daños colaterales. Se titula Instrucciones para salir con vida de una balacera,y no sé si lo peor sea que mentalmente voy palomeando todos los consejos que ya conocía, o si tomo nota mental de las dos principales novedades, porque el "por si acaso" es cada vez más un "más vale".
5. Pienso otra vez que NO debemos acostumbrarnos a todo esto. Aunque como dice García Márquez en Noticia de un secuestro, acostumbrarse es justamente lo que pasó en Colombia y quizá nos pasará. Los desatinos de Calderón NO son la guerra contra el narcotráfico que preservará nuestra seguridad y la de nuestras familias. Si el enano no puede crear mayores oportunidades e igualdad, que se vaya: el pueblo tiene en todo momento el inalienable derecho de cambiar la forma de su gobierno (la Constitución dixit). Lo que espero de un gobierno, el que sea, es que su primera inversión sea en educación y salud, no en armas para sus guerritas.
6. Les recomiendo:
a) No paguen impuestos. No hablo de cosas ilegales: justifiquen todos sus gastos, pidan factura hasta en el Oxxo, donen a la caridad de su preferencia. Yo no quiero que mi dinero, ganado con trabajo, se gaste en armas y tenga por saldo civiles muertos, como los niños Bryan y Martín, ni tampoco que mueran militares honrados, que nunca debieron salir de los cuarteles por participar en una lucha caótica, sin estrategia coherente ni sentido (descanse en paz el papá de D y todos los héroes muertos en la guerra contra el narco). ¿Por qué mejor no mandan a Calderón o su cuñado incómodo a los operativos?
b) Si tienen tiempo y ya están como yo hartos de un "presidente" que no toma las acciones esenciales que uno exigiría a cualquier mandatario con dos dedos de frente, firmen aquí. Si Calderón no puede, --y peor, no quiere-- que renuncie. (Supe de la página por Pablo y Sara).