Oí una canción de Anthony and the Johnsons y me acordé de ti, de nosotros, de cuando nos mudamos. De la luz blanca de esa época, de nuestro armario lleno de cajas que fui descubriendo. De tender la cama oyendo ese disco, e oírlo al atardecer a todo volumen. Y me dieron ganas de llorar porque era tan feliz entonces, yéndome en sandalias al centro y comprando banderillas de queso para cenar en las noches.
Y de llorar más porque soy tan feliz ahora caminando durante los quince minutos que hacemos de camino, viendo pelis los fines de la semana, jugando a la oficina, cuando me asoleo en el patio o nos tendemos rendidos en los sillones verdes de no quería nos diera tu hermana.
No me acuerdo donde leí que la gente feliz no tiene historia. Pero no es cierto, lo que pasa es que tenemos otra historia que no se puede contar porque no es de palabras, sino de colores, de luz filtrándose por las cortinas, de macetas floreciendo junto a la ventana, de platos sobre la mesa, de chistes tontos que no se pueden explicar.
Eres el mejor de mis viajes. El amor dura hasta que se acaba y es eterno mientras dura.
Los amantes del círculo polar de dreamergirl
[Seguro te conté que me la pasé llorando la primera vez que vi esa película. Que me acordaba de ti y traía la cara mojada y los zapatos encharcados. Qué llorona. soy].