La mayoría de nosotros tenemos causas perdidas. Yo tengo la mía: lleva mi nombre. La mitad de una causa perdida se alimenta de la otra. Y así, por fortuna, nos vamos extinguiendo.
Algo de esperanza/desesperanza, confesiones por escrito y memorias de los mejores textos que me envían/encuentro. Porque lo contrario de ficción no es realidad, sino realidad desordenada, éste es mi diario ficticio, producto de la desmesura de mis amores y mis dignas rabias.
jueves, 16 de julio de 2009
Dice Alejandro Páez Varela (que, pese a lo que Carlos piense, sí es buen escritor)
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario