Y como me dijo, terminé en serio en la burocracia, ya no de juego. Cuatro meses después el saldo se resume en las siguientes reconvenciones, en justo orden cronológico:
Paco: Te equivocaste de trabajo. Esto es completamente de oficina.
Miguel: Ay Adri, creo que te veía más a gusto en tu otra chamba.
Oliver: Digo, no necesito verte cinco minutos en tu escritorio para saber que no estás a gusto.
Carlos: Lo que pasa es que no eres feliz, Adriana.
Mientras, me debato entre la aceptación y la psicosis colectiva derivada de la "crisis" económica, aunque a veces me pregunto qué será eso, si desde que nací no he conocido otra cosa que la crisis.
Se aceptan sugerencias, sobre todo descabelladas.
Paco: Te equivocaste de trabajo. Esto es completamente de oficina.
Miguel: Ay Adri, creo que te veía más a gusto en tu otra chamba.
Oliver: Digo, no necesito verte cinco minutos en tu escritorio para saber que no estás a gusto.
Carlos: Lo que pasa es que no eres feliz, Adriana.
Mientras, me debato entre la aceptación y la psicosis colectiva derivada de la "crisis" económica, aunque a veces me pregunto qué será eso, si desde que nací no he conocido otra cosa que la crisis.
Se aceptan sugerencias, sobre todo descabelladas.
4 comentarios:
¿qué tan descabelladas?
Entre más, mejor.
Justo de lo que te estaba contando, jajaja, a decir verdad creo que uno debe de apostarle siempre a realizar lo que uno quiere hacer, mucha gente podrá decir que es muy poco práctico pensar así, que es muy soñador e idealista, pero ¿acaso no se trata de construirse la vida uno mismo?, existen paradigmas, modelos de cómo se debería vivir, sin embargo, lo que creo es que arriesgar es buscar y esto no lo hace cualquiera, la zona de comfort es muy fácil, ir por lo que uno quiere no lo es. Nada se pierde, tal vez dinero, pero al fin y al cabo es renovable, el tiempo se va y no regresa.
¡Bien Rodrigo! Ese es el punto. ¿Qué es lo que importa en la vida? Tómate tu tiempo, yo sé que decidirás bien.
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