martes, 9 de abril de 2013

Florecer y no morir. Sobre el buen gobierno y lo que el zapatismo significa (para mí)

Los siete principios básicos del zapatismo
1) Servir y no servirse
2) Representar y no suplantar
3) Construir y no destruir
4) Obedecer y no mandar
5) Proponer y no imponer
6) Convencer y no vencer
7) Bajar y no subir



Soy una mujer urbana, que por nacimiento no sabe nada de la selva, ni de las milpas, ni de los indígenas de ascendencia maya, ni de la gente que muere de fiebre por falta de una aspirina. Ni del ejército ocupando tu tierra, ni de ser un eterno desplazado por siglos, ni de perder tu idioma y parte de la sabiduría de tus ancestros en el proceso.

Soy una mujer que por elección reconoció en su piel el color de la tierra, que con una mochila se ha ido al corazón de la selva, a la punta de la montaña, a lugares donde nunca creí que mis pies serían capaces de llevarme. Y no sólo en el sentido físico, sino sobre todo, en el de aprendizaje, de asombro, de dolor, de admiración.

Y lo único que puedo decir después de tantos años, charlas, viajes, lecturas, discusiones, enojos, caídas, letras, decepciones y puestas de pie es que ahora creo que sí basta el transcurso de una vida humana para generar un cambio. Nuestros hermanos los más pequeños no dejan de demostrármelo.

Chiapas no es un estado de la república, sino de la mente. No termina en su frontera y tampoco cabe en ella.  Empieza la primera vez que estás ahí (físicamente o no) y te persigue para siempre en madrugadas calladas y tardes soleadas. Con sus luchas y sus autonomías se vuelve una bandera que ondear cuando la desperanza te dobla.

Se vale creer para luchar.

Para Arturo, que hoy se titula y pone punto y seguido a una larga línea de esta historia. 
Para Alfredo, por sus tesis, aunque aún me deba la de maestría (con dedicatoria).
Para tod@s l@s otr@s. Por los que vienen y los que van. Por los que fueron y los que serán.
Porque como dicen en Congo, las huellas de los que caminaron juntos jamás se borran.

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