Algún día cuando nos hayamos extinguido alguien mirará con ternura nuestros afanes, nuestras historias y pensará "tan frágiles, tan desesperados, tan mortíferos...".
O quizá cuando no estemos no quedará nadie que hable de nosotros.
Algo de esperanza/desesperanza, confesiones por escrito y memorias de los mejores textos que me envían/encuentro. Porque lo contrario de ficción no es realidad, sino realidad desordenada, éste es mi diario ficticio, producto de la desmesura de mis amores y mis dignas rabias.
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