Algo de esperanza/desesperanza, confesiones por escrito y memorias de los mejores textos que me envían/encuentro. Porque lo contrario de ficción no es realidad, sino realidad desordenada, éste es mi diario ficticio, producto de la desmesura de mis amores y mis dignas rabias.
lunes, 16 de agosto de 2010
Había que cambiar para seguir siendo nosotros
La mirada de siempre, la de la historia que cambia.
Los sitios extraños, las palabras, las tardes, las noches, los días y tantas, tantas marchas.
Valientes comunicadores que no se pueden tomar una foto (imágenes obtenidas gracias a la tecnología que me costó una discusión con Alfredo y varias clases de photoshop para tontos con mis diseñadores).
Los sitios extraños, las palabras, las tardes, las noches, los días y tantas, tantas marchas.
Valientes comunicadores que no se pueden tomar una foto (imágenes obtenidas gracias a la tecnología que me costó una discusión con Alfredo y varias clases de photoshop para tontos con mis diseñadores).
Obsesiones:
hermanos,
hombres de mi vida
miércoles, 11 de agosto de 2010
Cuatro sobre narcotráfico. ¿Y usted, qué opina?
El narcotráfico se me está volviendo una obsesión. Algo en lo que pienso ya no sólo cuando leo los periódicos, sino también en días soleados, cuando llueve, cuando visito barrios pobres, cuando voy a una fiesta, cuando me acuerdo de Ale que se mudó a Monterrey.
Esta entrada es sólo un recuento de mis temas relacionados durante el mes:
1. Narcotráfico y periodismo. En el blog de Lydiette Carrión leí la estupenda entrada La perrada y el narco, donde creo que se explican muy bien los temas corrupción, seguridad, riesgo personal, que implican la cobertura de semejante fuente.
Cito de ahí una declaración de [N] Lizárraga, reportero de Culiacán:
El problema cuando se escribe sobre narcotráfico “no es sólo lo que escribes, sino todo ese proceso para acceder a la información. Más cuando tus fuentes de información son funcionarios, policías, que, si saben, es por algo; que si te dicen una cosa quizá lleve un interés de por medio. Algunos pueden estar vinculados de alguna forma con el narco […] ¿Pero quién más te habla de narco si no es este tipo de fuentes?...”
Esta semana hubo una marcha pidiendo seguridad para los periodistas. (Si quieren, chequen este tuiter). Desde luego, es un tema que apoyo. Sin embargo, también me parece paradójico que cuando un periodista es secuestrado o asesinado tenga más relevancia que cuando le ocurren a un civil cualquiera. (Ya dije algo sobre esto cuando hablé sobre Brad Will, periodista yanqui asesinado en Oaxaca). Sin embargo, si pretendemos cambiar la situación, hacer algo más que sobrevivirla hasta que sea invivible --para algunos ya lo es--, primero debemos saber. Y para saber necesitamos periodistas, por lo que las agresiones contra ellos son en realidad contra toda la sociedad, contra nuestra inteligencia, contra nuestro derecho a informarnos, a actuar, a cambiar.
2. Legalización: Hace unos meses, en una encarnizada plática con E. le dije --medio en alarde de impotencia, medio en serio-- que desde mi punto de vista se debería legalizar todo y ver qué pasa. Que deberíamos probar un camino no transitado y probar el proyecto de nación de ser un paraíso turístico que, además, tenga el enorme motor económico de ser también un lugar rico en paraísos artificiales legales: VTP con trasporte, alojamiento y estupefacientes incluidos.
Más en serio, pensé que, al menos para la gente que conozco, la legalización no cambiaría sus hábitos de consumo. E históricamente pensé en el fin de la ley seca en EU: las mafias se dedicaron a cosas más "suaves" como las apuestas y los casinos; o más "duras" como las drogas. Creo que algo así pasaría con los cárteles. Todo esto son suposiciones que, descabelladas o no, quizá nunca desmentiremos. No creo que nuestro gobierno tenga las agallas de la legalización total, ni que a los gringos y su doble moral les guste el plan.
Tomada de acá.
3. Familias destruidas: lo he dicho en otras ocasiones: los héroes de esta guerra son quienes mueren combatiendo al narcotráfico y sus familias. Antier ví la película de La Siciliana --se basa en la historia real de la hija de un mafioso asesinado por sus compañeros, quien, como venganza decide declarar en un juicio contra varios capos sicilianos-- y me hizo pensar también en las familias de los traficantes muertos. ¿Cuánto dolor, cuánto odio, cuánto temor albergan? ¿Qué condiciones de pobreza, desigualdad, violencia, ignorancia o deseo de dinero fácil llevaron a sus familiares a esa espiral de muerte y destrucción que un día los alcanza? ¿Podrán escapar de ese círculo vicioso algún día?
En algún lugar, creo Proceso, leí una comparación en cifras sobre el manejo de la guerra contra la Cosa Nostra en Italia y la lucha contra el narcotráfico en México. ¿Podemos aprender algo de esas historias o, desmemoriados como somos, seguiremos todos como Calderón ignorando la historia, las experiencias de otras sociedades, el sentido común, el valor de la vida humana...?
4. Dicen que los mayas predijeron que el mundo (un mundo, un ciclo de él) acabará en 2012. ¿Ustedes qué creen?
Obsesiones:
narcotráfico,
política
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