No te salves
  No te quedes inmóvil
  al borde del camino
  no congeles el júbilo
  no quieras con desgana
  no te salves ahora
  ni nunca
              no te salves
  no te llenes de calma
  no reserves del mundo
  sólo un rincón tranquilo
  no dejes caer los párpados
  pesados como juicios
  no te quedes sin labios
  no te duermas sin sueño
  no te pienses sin sangre
  no te juzgues sin tiempo
  pero si
              pese a todo
  no puedes evitarlo
  y congelas el júbilo
  y quieres con desgana
  y te salvas ahora
  y te llenas de calma
  y reservas del mundo
  sólo un rincón tranquilo
  y dejas caer los párpados
  pesados como juicios
  y te secas sin labios
  y te duermes sin sueño
  y te piensas sin sangre
  y te juzgas sin tiempo
  y te quedas inmóvil
  al borde del camino
  y te salvas
              entonces
  no te quedes conmigo            
Viceversa
 
   Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte
tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte
tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte
o sea
resumiendo
estoy jodido
y radiante
quizá más lo primero
que lo segundo
y también
viceversa.
Ambos poemas de Mario Benedetti, poeta uruguayo que murió un domingo de lluvia.
 
 
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