FELIPE CALDERÓN A JORGE ZEPEDA PATTERSON: "EL NARCO PASÓ DEL TRASIEGO AL CONTROL TERRITORIAL. SON ELLOS O NOSOTROS; NO HAY REGRESO. ES LA DELINCUENCIA LA QUE VIOLA LOS DERECHOS HUMANOS".El trancazo me remitió hasta aquellos días aciagos que siguieron a las elecciones de 2006. Y recordé la conclusión amarga que ellas nos dejaron: Que como sociedad preferimos el autoritarismo que el desorden.
Quizá es una perogrullada para un país donde uno de los íconos de progreso más enarbolados es un dictador que mató a mineros, opositores y cuanto se interpusiera en su "orden y progreso" y al mismo tiempo dio rostro al país como lo conocemos: desde el tren hasta Bellas Artes (léase Porfirio Díaz).
Mi segundo pensamiento fue para el futuro: ¿llegaremos a vivir la parafernalia represiva que vislumbraron Welles y Jack London? O, más realista: ¿Qué sigue? ¿Volvernos como Estados Unidos un país donde el gobierno vive de aterrorizar a la población para justificar un mayor (e inútil) gasto en defensa, armamento, policía y milicia? ¿Colombianizarnos? Es decir, vivir en un país donde la población civil vive indefesa entre dos fuegos: el del Estado y el del narcotráfico. Y al final, quizá despertar para darnos cuenta de que ambos fuegos no son tan distintos, sino más bien escalofriantemente parecidos.
Al final, mi pesimista habla: si hubiera que elegir entre el narcogobierno y los represores, me quedo con el narco. Al menos, tienen más agallas e imaginación. Hasta museos han construido, el templo de Malverde me atrae más que la Basílica y han pagado escuelas y vivienda donde nuestro gobierno no las paga. Gobierno y narco admnistran nuestro dinero, ¿ustedes por quién votan?
En una entrevista realizada por el director editorial de EL UNIVERSAL, Jorge Zepeda Patterson,el presidente Felipe Calderón plantea una disyuntiva inédita para los mexicanos: "O son los narcos o es el Estado". Es consciente del costo colateral de la guerra que se libra; cuando se le comentan las crecientes inquietudes por la violación de derechos humanos, señala que, a la hora de evaluar, "siempre serán menores que los costos asociados a simplemente dejar pasar a la criminalidad". En entrevista en su oficina de Los Pinos, muestra su constante preocupación por la crisis que azota al país. También está consciente del repunte del PRI en las encuestas, y de los últimos gazapos de sus secretarios ("sin duda hemos fallado en la comunicación, refiriéndome a los comentarios que han hecho colaboradores míos recientemente", dice). Pero el tema que lo ocupa, y al que vuelve después de cada pregunta, es el narco, dice Zepeda Patterson en esta entrevista con el presidente. "Yo creo que México ha pagado en el pasado y está pagando un alto costo derivado de la inseguridad, y precisamente es el costo que tenemos que medir a la hora de evaluar estas acciones. Es decir: me parece que los costos asociados a combatir la inseguridad con determinación son siempre menores, abismalmente menores", sostiene Calderón. —Pero eso equivaldría a considerar los derechos civiles, los derechos humanos, como algo prescindible en esta batalla…, —se le pregunta. "Yo creo que afortunadamente estamos en un Estado democrático, y lo exigente de este reto es hacer este combate en el marco de los derechos humanos; pero sin perder de vista que la mayor amenaza es la criminalidad", insiste. Calderón dice que poca gente advierte que ha habido un cambio en la lógica de las organizaciones criminales. "En el pasado, los narcotraficantes eran eso: organizaciones enfocadas al trasiego. Y punto. Por su propia naturaleza, este 'mode - lo de negocios' debía tener un bajo perfil. Sin embargo, en los últimos años hubo un cambio sustancial: el negocio se amplió a la distribución y al consumo de la droga en México, y eso cambia totalmente los parámetros de su actividad."