Para el Arturo y la palmera salvaje.
Por los sueños, los soñados, los abandonados, los realizados.
Por el futuro, pero sobre todo por el presente.
Por hacer que mi mirada sea más clara,
por alimentar a todas horas mi esperanza.
Porque gracias nunca es la palabra con ustedes.
Por la vida, por vivirla con pasión,
con compromiso, desgarrándose.
Por sus testimonios (o intuiciones)
de que otro mundo sí existe y empieza en nosotros.
Quiero hacerte a ti hermano mío una pregunta que lanzo a tu alma como una sonda para saber su profundidad. Eres joven y deseas casarte y tener hijos. Pero mi pregunta es: ¿Tienes derecho de aspirar a la paternidad? ¿Has triunfado, te has vencido a ti mismo, has dominado tus sentidos, eres señor de tus virtudes? - te pregunto-, ¿tu deseo es una manifestación de tu instinto animal, de tu necesidad sexual, de tu soledad o de que estas insatisfecho de ti mismo? Por que lo que yo quiero es que sea tu victoria y tu libertad las que anhelen un hijo, ya que a ellas debes erigir monumentos vivientes. Debes edificar por encima de ti, pero has de ser tú un edificio bien construido en cuerpo y alma. Reproducirte ha de ser, crear algo que sea superior a ti. Has de crear un cuerpo mas elevado, un movimiento inicial, una rueda que gire por si misma, has de crear un creador.Llamo matrimonio a la voluntad que tiene una pareja de crear a alguien que sea superior a quieres lo crearon. Llamo matrimonio al respeto que se tienen quienes coinciden en desear eso. Que ese sea el sentido y la verdad de tu matrimonio. Porque, ¿cómo llamar a esa miseria del alma compartida por una pareja, a esa suciedad del alma que infecta a una pareja, a ese bienestar digno de lastima que presenta una pareja? A todo eso lo llaman matrimonio y aseguran que esa unión ha sido vencida por el cielo. ¡Yo rechazo ese cielo de la gente que esta de más! Rechazo a esos animales prisioneros en esa red celestial! ¡Y tampoco quiero sabes nada de ese dios que se acerca renqueando a bendecir lo que no ha unido! (...) Ese hombre que se había lanzado en pos de la verdad acabó trayendo como botín esa mentirilla engalanada que los que están de más llaman matrimonio. Ése otro que rehuía el trato de los demás y que seleccionaba a sus amigos con criterio muy estricto, acabo echando a perder su compañía con eso a lo que los que están de más llama matrimonio. Aquél otro que buscaba una criada que fuese virtuosa como un ángel, acabo convirtiendo en criada de una mujer y viéndose forzado a convertirse en ángel. He descubierto que ahora todo el que va a comprar algo anda con mucho cuidado y abre mucho los ojos, pero que hasta el más astuto se compra su mujer a ciegas. ¿Y llamas amor a esa serie de pequeñas estupideces que finalizan en matrimonio, y se convierte en una única y duradera estupidez?Pero casi siempre todo se reduce al mero encuentro de dos animales. Incluso lo que hay de mejor en tu amor no es más que el símbolo de un éxtasis y un ansia dolorida. Es una antorcha que ha de guiarnos a caminos mas elevados. Un día tendrás que amar a algo que esta por encima de ti. ¡Vayan ya aprendiendo a amar! Y para eso tienes que beber el cáliz de la amargura de tu amor. Hasta en el cáliz del mejor amor hay un poco de amargura, por eso el amor despierta la sed del súper hombre, por eso suscita tu sed de creador. Esa voluntad que te impulsa al matrimonio, ¿es esa sed de creador, es esa flecha que apunta al súper hombre? ¿Sí? En tal caso, considero que esa voluntad y ese matrimonio son algo santo.
Friedrich Nietzsche, “Del hijo y del matrimonio”, en: Así habló Zaratustra
(Transcripción del hi5 Julián 'gottisttoth', acentos y corrección mía.)