Para Xavier, Miguel y Eliot. Porque Oaxaca también es México y ahí dios nunca muere.
Para Jethro y el insurgentito.
Para los que todavía "piensan" que el PRI y el copetudo pueden ser la solución.
Emiliano Zapata vio derribar las huertas y las casas del barrio de Olaque en Anenecuilco, por órdenes del Hacendado Manuel Mendoza Cortina que hacia crecer los campos de la Hacienda de Cuahuixtla sobre los predios de Anenecuilco. Ante la enorme injusticia su padre rompió a llorar, Emiliano de 9 años se acerca y la pregunta: Para Jethro y el insurgentito.
Para los que todavía "piensan" que el PRI y el copetudo pueden ser la solución.
__" Padre ...¿porque llora?
__"Porque nos quitaron las tierras" --contestó su papá.
__" ¡¿Quienes?!" inquirió el niño.
__"Los amos" respondió.
__¡¿Y porqué no pelean contra de ellos!?"
__ "Porque son poderosos" dijo su padre. Emiliano luego de meditar afirmó:
__"Pues cuando yo sea grande haré que las devuelvan".
(Narración de Jesús Sotelo Inclán, tomada del FB de Pablo Moctezuma)
La imagen, tomada del tumblr de La Otra División del Norte.Y al recordar la traición de Chinameca todavía se estremece nuestro corazón. Porque Emiliano fue de los mejores hombres que esta tierra ha dado, porque lo mataron porque nunca pudieron comprarlo, embaucarlo o convencerlo. Porque cuando Villa se sentó en la la silla presidencial a manera de broma, Zapata se negó a hacerlo siquiera para la foto, porque para él lo importante no eran el poder y sus simbolismos sino su lucha constante por la tierra y la justicia.
Porque de él un republicano español --que peleó por la primera y segunda República, y luego en contra de Franco, pasando por campos de concentración y hasta terminar sus días en Francia-- dijo: "Con dos hombres como zapata la República no hubiera muerto".
Porque mientras el RIP le construyó monumentos por todo el país, no dejó de asesinar a los Zapatas de los años 50, 60, 70, 80 y actuales. A toda la gente digna que recuerda que la tierra no se vende, se cuida y se defiende, y pertenece a quien la trabaja.
Por todo esto Zapata vive, y no lloramos, recordamos. La lucha sigue.