La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.
--Eduardo Galeano
2 de julio. Hace doce años fue el día de nuestra borrachera jubilosa, el domingo cuando conquistamos la democracia electoral. Hoy es el primer día del resto de la lucha.
Hace doce años el dos de julio fue el día en que con el voto útil inauguramos el sexenio inútil. Hoy es el día en que debemos de hacer examen de conciencia y preguntarnos qué tanto más radicales tenemos que ser para evitar que a este país se lo termine de llevar la chingada.
Nuestros sueños siguen sin caber en las urnas pero, aún así, muchos realizamos el ejercicio de resistencia pragmática de salir y votar. No se nos olvida Zinacantán, no se nos olvidan las balas perredistas contra población civil que quería agua, ni que Andrés Manuel nunca se pronunció sobre ello. Somos los otros, y sabemos que callar es otra forma de mentir, de dejar pasar lo peor que sigue pasando en muchas comunidades marginadas de nuestro México lindo y herido.
Pero con todo, no vamos a dejar que pasen impunemente la imposición y la mentira. Porque se lo debemos a nuestra historia, a nuestros muertos. Pase lo que pase, llegue quien llegue, los vamos estar observando, vigilando, chingando cuando corresponda. Eso señores, es la democracia, más allá de urnitas con ventana de "transparencia" y papeletas lindas que se deben marcar con lápiz perfectamente borrable.
Voy a resistir porque soy mexicana y porque el último año me he dado cuenta a golpes de cuánto amo a esta tierra desigual y convulsa que resultó ser mi país.
O qué, ¿te vas dejar?
Para el compa A., por su necia esperanza que llega a levantarme cuando más decepcionada me siento.
2 comentarios:
Adriana. Gracias por tu comentario, no sabes lo bien que me hace. ¿Todo bien? No, la verdad no anda todo bien, tampoco anda tan mal. He perdido tu mail en esto de las cuentas hackeadas, ¿me lo pasas?
Un beso bella. Te escribo pronto.
Queridísima, todo va razonablemente bien. Mejorando. No sé si me falta un tornillo por mi capacidad para la tristeza por motivos puramente políticos. Luego, soy flor de trópico y me falta sol. Fuera de eso, todo maravilloso. Aún espero tu correo linda.
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