lunes, 18 de marzo de 2013

El amor de un buda. De Leonard Cohen para Janis Joplin, desde el Chelsea Hotel

Sólo alguien que con el tiempo se ordenaría monje zen podía escribir una canción de despecho tan dulce. Chelsea Hotel No. 2 es un verdadero poema amoroso dedicado a Janis, la bruja cósmica, que una vez en Nueva York --quizá varias-- puso sus labios sobre el sexo de Leonard Cohen y luego se fue sin hablar de amor, de deseo o de necesidad. Porque aquel encuentro no fue nada de eso: fue un momento ardiente, dedicado a los feos de la música, por esa otra belleza que es el sonido y no la imagen.


Esta es la rola original que Leonard, le escribió para reprochárselo, luego de que ambos coincidieran en Estados Unidos en una época tumultuosa para el mundo y la música donde Cohen trataba de obtener como compositor de música el éxito financiero que no tuvo como escritor. Es una de las versiones que más me gusta y que aparece en el álbum New Skin for the Old Ceremony, editado en 1974.

I remember you well in the Chelsea Hotel,
you were talking so brave and so sweet,
giving me head on the unmade bed,
while the limousines wait in the street.
Those were the reasons and that was New York,
we were running for the money and the flesh.
And that was called love for the workers in song
probably still is for those of them left.

Ah but you got away, didn't you babe,
you just turned your back on the crowd,
you got away, I never once heard you say,
I need you, I don't need you,
I need you, I don't need you
and all of that jiving around.

I remember you well in the Chelsea Hotel
you were famous, your heart was a legend.
You told me again you preferred handsome men
but for me you would make an exception.
And clenching your fist for the ones like us
who are oppressed by the figures of beauty,
you fixed yourself, you said, "Well never mind,
we are ugly but we have the music."

And then you got away, didn't you babe...

I don't mean to suggest that I loved you the best,
I can't keep track of each fallen robin.
I remember you well in the Chelsea Hotel,
that's all, I don't even think of you that often.

Un cover precioso que Rufus Wainwright interpretó en I'm Your Man. Wainwright es, como Cohen, un cantautor canadiense. Es amigo desde la infancia de Lorca Cohen, hija de Leonard, con quien concibió a su hija Viva Katherine; se declaró públicamente gay desde los inicios de su carrera y actualmente está casado con Jörn Weisbrodt, hombre que ha sido su pareja desde 2005.  (Otra prueba --como si hicieran falta-- de que el amor no es sólo de una forma, ni todos los finales felices ocurren de la misma manera).

Y por último, una versión en español, en traducción no literal y en tramos casi libre, de Jabier Muguruza que aparece en el albúm colectivo Acordes con Leonard Cohen. Esta versión se grabó en un concierto en Barcelona. Creo que esta, más que respetar el sentimiento original de Leonard, hace un homenaje a la Janis que nunca cumplió más de veintisiete años y murió dejando tras de sí una leyenda de música, drogas y sentimientos exacerbados.

I don't even think of you that often...

sábado, 9 de marzo de 2013

Día internacional por los derechos de la mujer. Para las que no queremos flores sino memoria, no discursos y sí igualdad

Para las mujeres que han sido asesinadas, para las desaparecidas, para quien quiera asumir su ausencia:

Las espinas mufan
que tú tienes la muerte en una lágrima,
yo pienso… 
que tienes la sed del desierto del norte
atorada en una nube,
los jirones, del vestido desgarrado de la noche
y estrellas incrustadas en las uñas.
Sé que tienes el coraje
entre el viento rígido y disperso
que pasea por tus manos,
la cal, delinea tu ala.
La patria es amarga
y aunque llene de poemas tu ausencia
la patria es decadencia en un verso.

La arena mufa
que la muerte finca en el algodón
las flores y los funerales
yo pienso, que tú tienes 
el té de dios en un tazón de hueso
para seguir por las olas; 
pienso que tus costras marcan el camino
a los tuyos,
a tus zapatos pisados por la mala memoria
de quien no conoce el desierto.

Las espinas mufan
que no llegaste sola
que cada piedra puede contar
de qué color eran los ojos de tu asesino,
de qué color era el miedo de su corazón.
Yo pienso
que el polvo siempre dejara un beso
en los labios partidos del miedo,
en los pastos secos enredados en tu alma,
sé que el desierto te cuido en el vuelo
porque la patria es amarga
y nunca guarda ángeles en su saco.

Pienso… 
que tienes la historia y la sed del desierto del norte
atorada en una nube,
los jirones, del vestido desgarrado de la noche
y estrellas saladas de un poema,
incrustadas en las uñas.

Texto y dedicatoria de Óscar Molina Luna (mi amigo poeta que en sus versos tiene toda la razón del mundo y más. Y en lo otro, pues para discutir es que están los compas, lea esto como un abrazo, como en  su momento recibió aquí este otro abrazo)