Julio Cortázar, Rayuela
Algo de esperanza/desesperanza, confesiones por escrito y memorias de los mejores textos que me envían/encuentro. Porque lo contrario de ficción no es realidad, sino realidad desordenada, éste es mi diario ficticio, producto de la desmesura de mis amores y mis dignas rabias.
sábado, 5 de julio de 2014
Los cronopios y el amor
Habían dormido con las cabezas tocándose y ahí, en esa inmediatez física, en la coincidencia casi total de las actitudes, las posiciones, el aliento, la misma habitación, la misma almohada, la misma oscuridad, el mismo tictac,los mismos estímulos de la calle y la ciudad, las mismas radiaciones magnéticas, la misma marca de café, la misma conjunción estelar, la misma noche para los dos, ahí estrechamente abrazados, habían soñado sueños distintos, habían vivido aventuras disímiles, el uno había sonreído mientras la otra huía aterrada, el uno había vuelto a rendir un examen de álgebra mientras la otra llegaba a una ciudad de piedras blancas.
Obsesiones:
amor,
Citas,
hermanos,
pequeñas cosas
Los cronopios y el amor
Obsesiones:
amigos,
hombres de mi vida,
música,
vida secreta de las palabras
lunes, 30 de junio de 2014
El desierto entre mí y el estar contigo
Variaciones sobre Al-Sharif Al-Radi
(...)
"Pasaré la noche en el inmenso desierto/ que hay entre mí y el estar contigo."
Al-Sharif Al-Radi
(...)
3
Era el tiempo en que se nos abría el paraíso
en todos los minutos del día.
Días de minutos largos,
de palabras recién conocidas.
El ojo de la magia les daba una iluminación irrepetible.
Y sucedió después que el paraíso era un engaño de la luz,
que a los amigos les bastaba un segundo para morirse,
que los amores llevaban dentro una almendra agria.
En la noche el paraíso sigue abriendo su rendija,
un fantasma de la luz,
el que hace que los amigos estén siempre aquí,
que los amores se conformen con su almendra agria,
que el corazón no rompa a aullar en la montaña.
4
Esa noche escuchamos el graznido de los cuervos del destino
presagiando la partida.
Esa noche que, aunque siendo de verano, nos impidió pasar
las horas en el terrado escuchando la voz del poeta joven.
Esa noche los lobos anduvieron cerca de la casa y al inicio de
la madrugada las flechas sombrías se clavaron en la
puerta.
Se escuchó el gemido de las gacelas perseguidas por la
sombra y se agrió la leche en los pechos de las madres.
Rodearon los presagios el lecho de la madrugada y el nuevo
día nació llorando.
El viento dijo que la separación se acercaba a la puerta.
Los cuervos no graznaron en vano:
antes de que el sol descubriera una pequeña parte de su
rostro la casa quedó vacía.
Desde el terrado te vi correr hacia la montaña. Se fue
perdiendo la música de tus ajorcas.
Ahora la pena ocupa nuestro lecho.
Cómo encontrar reposo durmiendo sobre los guijarros de la
soledad no deseada.
Cómo vivir con la certidumbre de que la ausencia ha puesto
sitio a nuestra casa ya en sombra.
Hugo Gutiérrez Vega
Obsesiones:
amor,
cartas no entregadas,
Citas,
yo sin mí
martes, 20 de mayo de 2014
Sobre la maternidad, el trabajo y otras grandes preguntas
(De la serie "crisis" de los 30: Visiones de tres amigas que por diferentes circunstancias están criando a sus hij@s sin un compañero).
Elsi Muchas veces he escuchado frases: los hijos no son un obstáculo, yo no voy a truncar mi vida por mis hijos y cosas así; voy a trabajar para que a mis hijos no les falte nada ... Después de observar, escuchar y ver consecuencias, creo que hemos errado nuestro pensamiento... Los hijos, especialmente de pequeños, necesitan más amor que dinero , más tiempo y atención que juguetes y ropa cara, necesitan más espacio que tecnología... Llegarán a ser jóvenes y adultos responsables y entonces, nosotros los padres, podremos vivir la plenitud de nuestra vida con la certeza de que, como padres , hemos cumplido y aportado a la sociedad algo mucho más valioso que 8 horas de trabajo diario.
Elsi Muchas veces he escuchado frases: los hijos no son un obstáculo, yo no voy a truncar mi vida por mis hijos y cosas así; voy a trabajar para que a mis hijos no les falte nada ... Después de observar, escuchar y ver consecuencias, creo que hemos errado nuestro pensamiento... Los hijos, especialmente de pequeños, necesitan más amor que dinero , más tiempo y atención que juguetes y ropa cara, necesitan más espacio que tecnología... Llegarán a ser jóvenes y adultos responsables y entonces, nosotros los padres, podremos vivir la plenitud de nuestra vida con la certeza de que, como padres , hemos cumplido y aportado a la sociedad algo mucho más valioso que 8 horas de trabajo diario.
Graciela Coincido plenamente contigo Elsi, aunque también acepto que más de una vez me he sorprendido lamentándome porque no puedo hacer nada de lo que quisiera, pues ello implicaría no estar con ellos. Cansado, estresante, a veces tedioso, pero en la noche, cuando los estoy arrullando, Matías me abraza y me dice "te quiero mamá".... Creo que lo estoy haciendo bien...o lo mejor que puedo hacer.
Elsi Somos humanos y necesitamos respirar y nuestros hijos necesitan descasar de nosotros, yo creo que lo principal es hacerles saber que somos un equipo ( tú con ellos ), ¡y si todos trabajamos también todos disfrutamos! Yo lo aplico diariamente con mis hijos ¡¡y de verdad tenemos una maravillosa relación!!
Irais Yo puedo compartirles que trato de pasar el tiempo libre que tengo con ella, sin embargo... varios días de la semana la puedo dejar dormida y encotrar dormida y eso me llega a doler demasiado, pero tambien cada que me ve, me abraza y me dice "mami te amo"... Considero que también puede ser la forma en que ellos se adaptana ti y tú a ellos, pero ahora puedo decir que aunque soy la mamá que no está todo el tiempo, que no come con su hija y que tampoco hace la tarea con ella me puede amar la suficiente para entender que su mami debe trabajar mucho y que a pesar de todo eso, ella cada dia me dice ..."Mami algún día seré como tú, mamá... y trabajaré como tú, porque así yo te amo" y eso me puede partir... Nadie sabemos ser los padres correctos... porque no hay un manual... pero sí podemos ser los padres que nuestros hijos necesitan... ¿no?
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amistad,
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crisisdelos30,
domésticos,
economía,
educación,
mujeres de mi vida,
trabajo
jueves, 15 de mayo de 2014
Gustos musicales "culposos". De cómo renuncié (again) a la intelectualidad o por qué, ahora que @Plaqueta ya no usa el tag, yo no paro de demostrar que #nacíParaPerder. Parte II de las que se acumulen
Como decía hace poco, parece que este año he salido del clóset con todos mis gustos
musicales "culposos". Que para mí no son tales porque, como entendí en un momento epifánico propiciado por la erudición infinita de Paco Conde yo puedo declararme, con plena honestidad y conocimiento de causa, una analfabeta musical irredenta (nota con abrazo bloguero:esta revelación ocurrió en aquella jodidísima época de mi vida en que, de no haber sido por algunas generosas casualidades y azarosas causalidades que me trajeron pequeñas venturas como compartir oficina con Paco seguro me hubiera tirado a las vías del metro Zócalo). Y el que nada sabe nada teme, si no,
pregúnteles al desparpajado Fox y al pinche Peña, cuya ignorancia
enciclopédica ya no sé si me más risa, coraje o lástima. desde mis
intercambios musicales con el Fran...
@FranIlich con estos (dis)gustos musicales nos van a banear de los círculos intelectuales de todo el mundo mundial :P http://t.co/y3T14FuPsG
— Adriana del Moral (@Adelmoral) marzo 26, 2014
...hasta el ensayo sobre JuanGa y la cultura popular que me publicaron en este bonito reducto
de "intelectualidad" crítica de "izquierda", pasando por la ida al concierto de
Yuri/Dale-Recio con mis amigas (¿así o más #crisisDeLos30?).
He pasado casi toda mi vida escuchando sólo la música que otros oyen a mi alrededor y quizá el hecho de haber vivido siempre rodeada de melómanos me ha hecho a la vez menos ignorante, pero también un poco displicente hacia la música: no tengo necesidad de elegir qué escuchar porque muchos familiares y amigos me musicalizan los días.
Sin embargo, hay algunos artistas y géneros con los que me siento más relacionada, pero es meramente por razones extra musicales: me gusta el son cubano porque recuerdo las veces que lo bailé con mis amigos de la universidad, o los grupos que conocí en vivo con un amiga que ahora da clases de salsa en Liechtenstein. Amo el rock de los años 60-70 por mi madre, y soy casi un almanaque ambulante de datos sobre The Beatles gracias a su fervor por oír su hora en Universal. A Leonard Cohen lo conocí por E., porque cuando empezamos a salir me regaló un disco que tenía, entre otras canciones, "I'm your man"; y caí totalmente con el entonces "my man". Pero me enamoré de Cohen cuando vi la película de su biografía, donde cuenta de sus tiempos como monje zen y recibe el homenaje en covers de varios artistas canadienses. Y como esos ejemplos hay muchos. Mi repertorio de artistas y piezas no es excesivamente amplio, pero sí entrañable.
Hay otras formas musicales que me parecen una experiencia total y que sólo como tales puedo disfrutar. Por ejemplo, el jazz. Me encanta Coltrane, pero cuando un amigo me regaló un disco e intenté ponerlo como acompañamiento para trabajar, terminé aburriéndome (debo aceptarlo a riesgo de atraer sobre mí las maldiciones de todos los dioses del jazz). En cambio, cuando veo tocar jazz en vivo, aún cuando los músicos no sean tan espléndidos, lo siento por completo, me es memorable.
Con el blues me pasa lo mismo, aunque sí logro sólo escucharlo: prefiero oírlo y verlo en persona. Con la música instrumental me pasa otro tanto: siempre prefiero asistir a un concierto que sólo oír un disco, a menos que esté con algún entendido que me lo haga disfrutar tanto como si estuviera presente en la interpretación misma. Sólo a Bach, Tchaikovsky, Beethoven y Satie (más contadas piezas de otros autores) los escucho a solas en ocasiones, normalmente un par de piezas o tres máximo. Me pasa como con el chocolate y el café: me encantan, pero sólo en pequeñas cantidades porque me resultan demasiado intensos.
La zarzuela me gustaba cuando la veía con mi abuela, que cada fin de semana la sintonizaba en, si mal no recuerdo, Canal 11. Entonces la apreciaba en todo su encanto, porque para ella encender el televisor era como ir al teatro: todo un rito que no se podía interrumpir. Y ella --que era soprano amateur-- seguía con la cabeza, manos y pies los compases, haciéndome sentir toda la fascinación de la puesta en escena.
Quizá esto tiene que ver también con una forma de sensibilidad: me considero mucho más visual que auditiva. Incluso para la poesía soy un tanto sorda, mucho más sensible a las imágenes que a las rimas o las sílabas. Hay cosas que me suenan mal, pero no sé explicar en qué consiste el embrujo de las que suenan bien. Foucault habla en Las palabras y las cosas --y en La arquelogía del saber y otras obras-- del cambio de episteme y/o sensibilidad por el que la vista empezó a primar sobre los demás sentidos. Y en mi caso ese sesgo epistémico es determinante: la música me parece algo indudablemente valioso, pero de una esfera radicalmente distinta a la mía. Simplemente no puedo entenderla en su más pura e intensa dimensión a cabalidad.
Por eso lo digo sin pudor: me gustan Juan Gabriel, algunas canciones de Pandora, Yuri, etcétera... Al grado que cuando descubrí una playlist titulada "música para planchar" con rolas cursis de los 80 fui feliz y la ponía, no para planchar, labor que mi no-religión me tiene vedada, sino para cocinar, barrer o escribir.
En esta temporada de cierres, despedidas y derrumbes escucho mucho una lista automática de YouTube basada en "Algo de suerte", versión de Nina Galindo --es mi favorita, la de Rockdrigo me raspa demasiado en los oídos, me duele demasiado en mi amor-odio urbanochilango por el DeFe-- que incluye completo un concierto de Fernando Delgadillo, Edgar Oceransky y Edel Juárez; más Love of a Lesbian, Revólver y otros grupos españoles que nunca escuché u olvidé haber oído, en una suerte de hallazgos-redescubrimientos patrocinados mayoriamente por Isidro, gentil compañero online de desvelos simultáneos.
Así va esto.
(El texto sobre mis gustos fue en gran parte tomado de una carta de ¡2010! --cuando era joven y bella aún-- a mi queridísimo amigo-abuelo M.)
Obsesiones:
anarquismo,
intelectuales,
medios,
mi país me duele,
mujeres de mi vida,
música,
pequeñas cosas,
subversión,
verdades,
yo antropóloga,
yo conmigo,
yo sin mí
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