viernes, 27 de febrero de 2009

Y preferimos el autoritarismo antes que el desorden... O de lo que nos dicen para justificar sus chingaderas

Ojeaba los periódicos cuando me golpeó el titular:

FELIPE CALDERÓN A JORGE ZEPEDA PATTERSON: "EL NARCO PASÓ DEL TRASIEGO AL CONTROL TERRITORIAL. SON ELLOS O NOSOTROS; NO HAY REGRESO. ES LA DELINCUENCIA LA QUE VIOLA LOS DERECHOS HUMANOS".

El trancazo me remitió hasta aquellos días aciagos que siguieron a las elecciones de 2006. Y recordé la conclusión amarga que ellas nos dejaron: Que como sociedad preferimos el autoritarismo que el desorden.

Quizá es una perogrullada para un país donde uno de los íconos de progreso más enarbolados es un dictador que mató a mineros, opositores y cuanto se interpusiera en su "orden y progreso" y al mismo tiempo dio rostro al país como lo conocemos: desde el tren hasta Bellas Artes (léase Porfirio Díaz).

Mi segundo pensamiento fue para el futuro: ¿llegaremos a vivir la parafernalia represiva que vislumbraron Welles y Jack London? O, más realista: ¿Qué sigue? ¿Volvernos como Estados Unidos un país donde el gobierno vive de aterrorizar a la población para justificar un mayor (e inútil) gasto en defensa, armamento, policía y milicia? ¿Colombianizarnos? Es decir, vivir en un país donde la población civil vive indefesa entre dos fuegos: el del Estado y el del narcotráfico. Y al final, quizá despertar para darnos cuenta de que ambos fuegos no son tan distintos, sino más bien escalofriantemente parecidos.

Al final, mi pesimista habla: si hubiera que elegir entre el narcogobierno y los represores, me quedo con el narco. Al menos, tienen más agallas e imaginación. Hasta museos han construido, el templo de Malverde me atrae más que la Basílica y han pagado escuelas y vivienda donde nuestro gobierno no las paga. Gobierno y narco admnistran nuestro dinero, ¿ustedes por quién votan?

(Antes de que me acusen de apología del narco, diré que esto encierra un sofisma, porque el problema de entrada está mal planteado: el asunto de fondo es el consumo. ¿Cómo parar el consumo? Con educación y servicios de salud. Y aún así, no parará del todo, pero sí disminuiría la masacre narco-policial. Lo demás son respuestas fáciles.)


En una entrevista realizada por el director editorial de EL UNIVERSAL, Jorge Zepeda Patterson,el presidente Felipe Calderón plantea una disyuntiva inédita para los mexicanos: "O son los narcos o es el Estado". Es consciente del costo colateral de la guerra que se libra; cuando se le comentan las crecientes inquietudes por la violación de derechos humanos, señala que, a la hora de evaluar, "siempre serán menores que los costos asociados a simplemente dejar pasar a la criminalidad". En entrevista en su oficina de Los Pinos, muestra su constante preocupación por la crisis que azota al país. También está consciente del repunte del PRI en las encuestas, y de los últimos gazapos de sus secretarios ("sin duda hemos fallado en la comunicación, refiriéndome a los comentarios que han hecho colaboradores míos recientemente", dice). Pero el tema que lo ocupa, y al que vuelve después de cada pregunta, es el narco, dice Zepeda Patterson en esta entrevista con el presidente. "Yo creo que México ha pagado en el pasado y está pagando un alto costo derivado de la inseguridad, y precisamente es el costo que tenemos que medir a la hora de evaluar estas acciones. Es decir: me parece que los costos asociados a combatir la inseguridad con determinación son siempre menores, abismalmente menores", sostiene Calderón. —Pero eso equivaldría a considerar los derechos civiles, los derechos humanos, como algo prescindible en esta batalla…, —se le pregunta. "Yo creo que afortunadamente estamos en un Estado democrático, y lo exigente de este reto es hacer este combate en el marco de los derechos humanos; pero sin perder de vista que la mayor amenaza es la criminalidad", insiste. Calderón dice que poca gente advierte que ha habido un cambio en la lógica de las organizaciones criminales. "En el pasado, los narcotraficantes eran eso: organizaciones enfocadas al trasiego. Y punto. Por su propia naturaleza, este 'mode - lo de negocios' debía tener un bajo perfil. Sin embargo, en los últimos años hubo un cambio sustancial: el negocio se amplió a la distribución y al consumo de la droga en México, y eso cambia totalmente los parámetros de su actividad."

martes, 24 de febrero de 2009

Buscar para no encontrar

Febrero, que aún no termina, fue el mes de Gustavo Sainz. Empecé a leerlo porque un amigo me dijo que su novela Obsesivos días circulares parte de la misma idea que yo tengo para un libro. Ahora me pregunto sobre la forma misteriosa en que cada quien elabora su lectura. Y creo que debo hablar con mi amigo, porque no encontré en libro nada de lo que buscaba, aunque sí muchas otras cosas. Dejo acá unas citas.
¿Quién dice que amamos para destruir el amor, que el amor se gasta, que el amor no es pasión conflictiva sino amistad displicente? p. 109
¿Sientes pasar la vida, la muerte, el galope de un jinete perdido del apocalipsis? p. 110


Gustavo Sainz en Iowa,
en el tiempo en que escribía su novela.


Vienen a lo lejos las olas como manadas de caballos salvajes, adornados con crines de plata, empujándose, atropellándose; asaltan las rocas, se apoderan de ellas; pero como si les faltara la confianza en su dominación, la confianza en su justicia, vuelven atrás con el clamor de un ejército derrotado, en láminas brillantes, en hilos de agua, en blancos espumarajos. Pío Baroja, Las inquietudes de Shanti Andía, citado en p. 187

La portada de la edición de la SEP.
Más de dos me miraron raro cuando leía en el trolebús.

El maestro, dice, olvida a menudo que el lenguaje es ese fuego interior dado al hombre para penetrar en la realidad del mundo. p. 215

Gustavo Sainz, Obsesivos días circulares,
Lecturas Mexicanas Segunda Serie, SEP, 1986.
Y para terminar citas de las Obras completas de Oliverio Girondo, tomadas de La princesa del Palacio de Hierro.
Hasta Darío no existía un idioma tan rudo y maloliente como el español.
La vida –te lo digo por experiencia– es un largo embrutecimiento.
En estas condiciones, creo sinceramente que lo mejor es tragarse una cápsula de dinamita y encender, con toda tranquilidad, un cigarrillo.
Oliverio Girondo, Obras completas,
Buenos Aires, Losada, 1968, 448 pp.

lunes, 16 de febrero de 2009

Sobre escritorios y la felicidad

Y como me dijo, terminé en serio en la burocracia, ya no de juego. Cuatro meses después el saldo se resume en las siguientes reconvenciones, en justo orden cronológico:

Paco: Te equivocaste de trabajo. Esto es completamente de oficina.
Miguel: Ay Adri, creo que te veía más a gusto en tu otra chamba.
Oliver: Digo, no necesito verte cinco minutos en tu escritorio para saber que no estás a gusto.
Carlos: Lo que pasa es que no eres feliz, Adriana.

Mientras, me debato entre la aceptación y la psicosis colectiva derivada de la "crisis" económica, aunque a veces me pregunto qué será eso, si desde que nací no he conocido otra cosa que la crisis.

Se aceptan sugerencias, sobre todo descabelladas.

martes, 10 de febrero de 2009

Sobre el genio y el carácter de escritor. Leyendo a Philippe Brenot

El genio no es más que la infancia recuperada a voluntad.
Baudelaire
¿Qué es lo que hace a un escritor? O si no lo que lo hace, ¿qué rasgos lo distinguen? Según un estudio sobre los participantes del Iowa's Writing Program de la universidad de Iowa, los rasgos de personalidad más frecuentes y sobresalientes entre ellos fueron: audacia, rebeldía, individualismo, concentración, sencillez, aptitud para el juego, curiosidad intensa, humildad (dudaría de eso tras unos años de trabajar en Bellas Artes) y desinterés. Asimismo, los escritores presentaban una visión del mundo mucho más original que la media y un sentido muy fuerte de su identidad. Por último, algo que no se puede pasar por alto: en ellos se observó una perseverancia muy acusada, que es lo que generalmente permite a alguien elaborar una obra.
Quizá es buscar motivos para darme la razón. Para confirmar que, aunque tú tienes más talento, uno siempre puede no hacer lo que no quiere. Para convertir en hecho los libros de los que hablarás presumiéndome; sólo espero que no sea (o no siempre) en charlas de cantina.
La bibliografía del post: Philppe Brenot, Genio y locura, Barcelona, Ediciones B, 1998, p. 113.

viernes, 6 de febrero de 2009

Dice Ramón Lull que el amor ha sido creado para pensar...

La vida es movimiento, riesgo, anhelo, entrega. Vivir es trascenderse y buscar en los ámbitos del mundo algo que haga la vida digna de ser vivida. Es posible que filosofar sea entonces vivir. Pero en esto la filosofía coincide con la vida misma. También la vida plenaria es un constante "no vivir", desvivirse y proyectarse más allá de la propia existencia en un afán insaciable de salvación. Y en este caso, filosofar es vivir; vivir es filosofar.
Joaquín Xirau, Amor y Mundo, 1940.

martes, 3 de febrero de 2009